jueves, 11 de junio de 2009

Tenía, las manchas de la luna en su cuerpo, los ojos de un sol de otro tiempo, el sol que a mí, pobre reloj, me dio la vida; vida que me arrebatan hoy, mil cipreses, que crecen desafiantes hacia ti a mi alrededor. Lucho contra cada hoja que cae, contra cada sombra de medio día que me trae el olvido y encuentro en noches de luna llena, una vida que no es mía, una vida en la que floto abrazado por la melancolía, en la que vivo legítimamente como un impostor, ya por siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario